** O Recuncho Literario de........Rafael Valcárcel
Es raro que una persona que haya vivido en el barrio madrileño de Lavapiés, en los años 50, no recuerde a Gloria Domínguez Carpio. Era una mujer muy poco agraciada, solterona y sin ningún pretendiente, se ganaba la vida fregando suelos, no tenía familiares cercanos ni amigos, su casa era una habitación sin ventanas y, en resumen, su existencia se limitaba a trabajar y a dormir, pero todos la envidiaban. Se la veía feliz.
Algunos de los que rozaron por instantes la vida de Gloria no perdieron la oportunidad de preguntarle -con más indiscreción que sutileza- cuál era la razón de su desconcertante estado anímico. Y, palabras textuales de la señora Domínguez: “La gente me tomaba por una jovencita loca, por una loca clínica, mas no desgraciada. No lo decían, pero sus miradas bastaban. Además, se despedían de inmediato y no volvían a tocar el tema. Explicarles que mi alegría se debía a la ilusión de llegar a casa para dormir cuanto antes y así soñar el mayor tiempo posible les parecía demencial”.
Ella no recuerda desde cuando empezó a vivir en sus sueños. También asegura no conservar imágenes de sus primeros años en casa de sus padres. Le gusta creer que llegó a ese mundo perfecto por casualidad, gracias a su curiosidad infantil. Sin embargo, Andrés Blanco, ex empleado del clausurado orfelinato Santa María, donde ella se crió, plantea que fue el dolor profundo y constante lo que la llevó a refugiarse en la fantasía. En todo caso, más allá del origen, lo relevante en su juventud era su presente. Y el presente no es algo que se ve o se toca o que está en el entorno, sino aquello que se siente y se percibe. Por eso mismo su felicidad era tan real.
TEXTO REMITIDO POR: Mariam
Gran Colaboradora de A Lareira Máxica
2 comentarios feitos. Deixa o teu!!!!! :
Grazas Mariam, por darnos a oportunidade non só de ler un relato do máis agradable e interesante, senón por acercarnos a un autor que non coñecía.
Gústame especialmente este fragmento.
O meu desexo para o vindeiro ano é que todos aprendamos a vivir por nós mesmos en lugar de facelo a través de outras persoas ou cousas. Que soñar non só está moi ben, senón que é incluso saudable, pero que o mellor, sempre, é vivir.
Penso o mesmo que María, a vida é mellor vivila que soñala. Aínda que soñar tamén é bo. É máis, paréceme que moitas cousas antes de facerse realidade teñen que ser soñadas. Os soños non son máis que ilusións e sen ilusións estamos mortos. Ás veces a vida é tan pouco gratificante que máis que vivila é mellor soñala. Un soño tamén pode ser unha porta aberta cara unha vida mellor. Mariam.
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