COMPOSTELA. Alvariño
Colaborador de A.L.M.San Valentín es un invento de los curas o de El Corte Inglés. Como no tengo ganas, no voy a ponerme a indagar sobre los orígenes históricos del fenómeno. No vale la pena, sospecho que sería una ocurrencia de un mandamás de algún centro comercial. La verdad, me importa un carajo, con perdón, la patente del tinglado. Hoy, me preocupan más otros temas.
Tengo un problema. No sé muy bien como explicároslo. No tiene que ver con el santo del día, es algo más complicado. Que hoy sea San Valentín solo es un complemento circunstancial de la cuestión. Tengo miedo, estoy bloqueado. Sí, soy yo, Alvariño, el de siempre. El miedo, aunque haya quien piense lo contrario, no es propiedad exclusiva de mi ave nocturna preferida.
Recordáis la letra de Mecano:
"Pero cuanto más me cura
al ratito más me escuece
porque amor es el empiece
de la palabra amargura"
Pues, ahí está la clave: “el amor es el empiece de la palabra amargura”. No me importa contaros esto, como bien dice María, a estas alturas y después de tantas horas de vuelo… Lo que ya no me apetece nada es entrar en los detalles, en el cómo, cuándo y dónde. Es un recuerdo que me resulta incómodo. Lo he pasado mal, tan mal, que lo mismo que un gato escaldado, le he cogido miedo al agua del riachuelo.
Lo que más me ha costado es volver a ser yo, en singular. Siempre he pensado que la libertad y la soledad son las dos caras de la misma moneda. A veces me siento solo, en las noches de tormenta, por ejemplo. Otras veces, pienso que esos ratos de soledad son el peaje de la autopista libertad. Os preguntaréis si he sido feliz. Sí, durante una etapa de mi vida he sido feliz siendo absolutamente libre, sin ser un libertino. ¿Y ahora qué? Ahora siento que me he perdido algo importante y como atenuante diré que no quería sufrir más y que el fondo del mar, matarile rile rón, es un lugar muy oscuro.
Pensaréis que la sigo queriendo, a ella, a la persona que ha hecho de mi el hombre más feliz de la tierra y el más desgraciado. Ya no. Hoy, después de tanto tiempo, ni le guardo rencor ni especial afecto. Nada. Lo que me pasa es que me cuesta quitarme la coraza y decir las cosas. Hoy, porque a alguien se le ocurrió, es el día de decir “te quiero” o “me gustas”. Porque toca, porque debe ser así, por lo menos para la gente que vive muy pendiente del calendario y las fases lunares. Vaya por delante, no me gusta eso de ponerle al amor horario y fecha en el calendario. Pero, también es cierto que esta fecha me coloca frente a mis temores. Ya sé que no me vendría mal un ahuyentador de fantasmas. Voy a buscar en google. No encuentro nada, cada cual parece que se apaña a su manera. Será cosa de seguir el método intuitivo. Bueno, voy a intentarlo. María, me sale en inglés, creo que voy por buen camino con la lengua de Shakespeare. Allá voy: “you make me feel so happy”, que significa, más o menos, que no se pierde el tiempo cuando se le piden deseos al arco iris. Es una traducción libre, María. Ya sé que arco iris se dice rainbow.