SANTIAGO DE COMPOSTELA. Alvariño
Hay personas que piensan que la vida de la gente corriente es aburrida. Yo pienso lo contrario. Es más, pienso que cada uno de nosotros es dueño y protagonista de una historia digna de ser novelada.
Yo soy de los que tengo cosas que contar. Cosas que me suceden a mi, y que, casualidades de la vida, también les pasan a millones de personas. Es lo que tienen las vidas de las personas de a pie, que todas son completamente diferentes y, al mismo tiempo, muy parecidas.
Esta semana empezó mal, muy mal. A un familiar mío le dio un “jamacuco”. El próximo lunes tenemos cita con el neurólogo, parece ser que estamos ante un problema serio que está dando sus primeras señales de alarma. El caso es que llevamos un año de consulta en consulta: médico de familia, más médico de familia, analítica, hospital-vascular, médico de familia, hospital- reumatólogo, nuevas analíticas, radiografías, médico de familia,...
Al final, hemos perdido un año, que se dice pronto. Un año en el que, a lo mejor, podrían haberle recetado algún tratamiento.
Esta semana, de espera, de estar pendiente, también he tenido tiempo de trastear con el facebook. Conclusión: si me atraía poco cuando apenas lo conocía, ahora que he comprobado su funcionamiento, me atrae menos. No me ha gustado el invento. ¿Razones? Varias.
Una, he visitado los perfiles de algunas personas que conozco y me he encontrado relaciones que me han sorprendido bastante. Amigo es una palabra muy grande.
Dos, hay que clasificar a la gente forzosamente. Para mucha gente resultará fácil. Para mi no lo es, porque la experiencia algo me ha enseñado. He visto como, en momentos difíciles, personas con las que en realidad tenía poca relación, han tenido para mi palabras o gestos que me han llegado muy adentro. Y eso, cuando sucede, no se olvida.
Otras, a las que sí tenía por personas cercanas, de las que sí esperaba una palabra de aliento o un abrazo, me han demostrado lo que en realidad son, egoístas incapaces de empatizar con nadie. Y con esto quiero decir que los verdaderos sentimientos de la gente solo afloran en los momentos críticos. Conclusión, yo puedo clasificar a posteriori, a priori me resulta muy difícil.
Tres, la privacidad. Aunque se ponga especial interés en este tema, siempre es difícil de controlar.
Voy a conservar la cuenta, porque es la puerta de acceso a una serie de contenidos y posibilidades, pero no le voy a dar mucho uso a nivel personal.
Y finalmente, para terminar, deciros que esta tarde, un tío mío, presenta su primer libro. Poesía, casi nada. Su libro, sus poemas, son el testimonio de que él que quiere, puede. Muchas veces, somos nosotros mismos nuestros peores enemigos. Afortunadamente, en este mundo, cada vez hay menos barreras. Sigue habiendo muchas zancadillas en este camino lleno de baches que es la vida, pero, con todo, estos tiempos son mejores, mucho mejores.