Ahora que ha llegado el verano es un buen momento para limpiar el trastero. He tomado una decisión. Me cuesta, pero estoy decidido. Creo que es lo mejor que puedo hacer. Otras veces he pensado lo mismo y no he sido capaz de desprenderme del todo de los recuerdos. Esta vez quiero que sea diferente. Para volar hay que soltar lastre. Dicho así, parece fácil. No lo es.
No me gusta guardar trastos, sólo lo imprescindible, lo que vale la pena.
Si me dan a elegir entre mirar hacia delante o hacia atrás, yo lo tengo claro. Lo mejor es lo que está por venir, más que nada porque es el futuro es el tiempo que nos queda. Lo otro es la antesala del futuro, lo que va detrás. En este caso, poca cosa. Me equivoqué, no digo que no lo pasara bien. Digo que me equivoqué, nada más. A lo mejor donde vi elegancia solo había altura, y donde vi cercanía hoy solo veo frialdad. Creía que llevaba las gafas bien graduadas pero empiezo a tener dudas.
Tengo que hacerme con una bolsa de basura, de esas de las grandes, y empezar a llenarla. En primer lugar, voy a tirar todos nuestros desencuentros, que son muchos y tienen que ocupar una barbaridad. En segundo lugar, meto mi apatía. En tercer lugar, tiro tu frialdad porque si hay algo que no soporto son las estiradas. Y en cuarto lugar, si me queda espacio, que se vayan los diez años que llevamos así, haciendo el tonto, que si sí, que si no,…
Después, uno a uno voy a juntar los trocitos de mi pobre corazón. Espero tenerlos todos, te pedí que no te quedases con ninguno. Esta misma noche, después de cenar, los sacaré del bolsillo del pantalón y los colocaré encima de la mesa de la cocina. Con un poquito de maña y la ayuda del loctite voy a fabricarme uno nuevo. Lo peor que me puede pasar es que me quede alguna arritmia, o quizás algo de taquicardia, Es un riesgo que tengo que correr, no soy cardiólogo, solo soy un aficionado al bricolaje limpiando el trastero.
RELATO ESCRITO POR:
AlvariñoColaborador habitual de
A Lareira Máxica