luns, 19 de setembro de 2011

** La cabra


COMPOSTELA. Alvariño

Colaboradora de A Lareira Máxica



-Houston, tenemos un problema con...el pelo de la cabra.

Os preguntaréis qué tengo en contra del ganado caprino. En principio, nada. Pero, como la vida no deja de sorprenderme, cosa que me desconcierta un poco, pero que cada día me gusta más, os diré que mis problemas con este colectivo cornudo empezaron por culpa de una araña. Lo que es la vida. Llegados a este punto, pensaréis que el sol hace estragos en las neuronas. No penséis tanto y seguid leyendo. A finales de mayo me picó una araña. Tranquilos, sobreviví. Sobreviví pero la araña aquella debía tener muy mala baba y peor veneno. Consignas: siempre hay que enfrentarse a una araña debidamente armado, nada de botes vacíos de Mistol; siempre hay que atacarlas con un golpe certero, nada de tentativas miedicas e indecisas. Una araña enfurecida es lo peor que hay.

En el hospital, en vez de un antídoto, como sería lógico, me recetaron el Augmentine, y entre el veneno de la bicha y los antibióticos me quedé hecha un completo asquito. Para remediar mi aspecto no tuve más remedio que recurrir a chapa y pintura. Como seguramente sabéis, hay tareas que exigen buenas herramientas y me pareció que mi vieja, viejísima, brocha de colorete estaba llegando llegado al final de se vida útil. No me quejo, debe llevar conmigo unos 20 años. Es que antes las cosas duraban mucho más.

La crisis, esta puñetera crisis, me ha vuelto ahorradora. La crisis y la vida. Todo lo que nos pasa, absolutamente todo, nos va moldeando el alma. Indagué un poco y descubrí que una buena brocha de colorete, de Mac o de Bobbi Brown, costaba unos 40 euros. Me parecieron caras, sabiendo que, aunque el producto en si mismo sea estupendo, la triste realidad es que es que las han fabricado en Asia por cuatro perras. Total, que me decanté por una opción más asequible, low cost, 10 euros, fabricada por Beter.

-Por beeeeter, por beeeeeter.
-como diría la cabra.
Se trata de una Beter Elite Blusher Brush, de pelo de cabra, envasada en un blister de plástico que impedía toqueteos varios.

Que decepción más grande, el pelo de la brocha es idéntico a la barba de cuatro días de un amigo mío. Como una rosa es una rosa, y 10 euros son 10 euros, volví a indagar en la red y gracias a una de mis gurús favoritas, Drusilada (drusiladamakeup.blogspot.com/), me enteré de que una mascarilla podía hacer milagros en los “pelos- púa” de ciertas brochas de maquillaje. A la mía le puse lo primero que encontré en el mueble del baño, el acondicionador Thermal Recovery de Tresemmé, y ha mejorado muy ligeramente. La verdad, no sé que hacer con ella. Menos mal que ahora, gracias al condicionamiento clásico, me evoca una sonrisa.